martes, 17 de enero de 2012

Lo esperan ...














Al esconderse en la línea del horizonte , el sol deja atrás , pinceladas púrpuras y azules . 
En otro lugar del mismo cielo , otros ojos lo esperan con  el amarillo,  para completar la paleta e iniciar el día .






Fotos y texto  de Paula Martins  

martes, 10 de enero de 2012

un encuentro fugaz
















de reflejos  poesía y coincidencias

ESSÉ
Cuando miré ese rostro, me quedé sin habla. Las luces de las estaciones del metro
pasaron volando. No me di cuenta? Qué podemos hacer si nuestra mirada
carece del poder para devorar objetos en el éxtasis del instante, dejando tan solo
el vacío de una forma ideal, un letrero como la simplificación de un jeroglífico
del dibujo de un animal o un ave? Una nariz algo respingada, la frente alta con el
cabello bien acicalado y peinado hacia atrás, la línea del mentón-¿pero, por
qué el poder de la mirada no es absoluto?- y en una blancura matizada de rosa
la escultura de dos hoyuelos, lava reluciente. Someterse al yugo de ese rostro
pero al mismo tiempo tenerlo contra el telón de todas las ramas del verano,
las paredes, las olas, en el llanto, la risa, remontándolo quince años atrás, o treinta
adelante . Poseer. No es siquiera un deseo. Como una mariposa, un pez, el tallo
de una planta, solo que más misterioso. Y también me ocurrió que después de
tantos intentos por nombrar el mundo, solo soy capaz de repetir- insistiendo en
un harpa de una sola cuerda, la más alta-, la única concesión que ningún poder
conquista: soy, es. Griten, toquen las trompetas, hagan marchas multitudinarias,
brinquen, rásguense las vestiduras, repitiendo únicamente: ¡es!
Se bajó del tren en Raspail. Me dejó atrás con la enormidad de las cosas reales.
Una esponja, sufriente porque no puede empaparse; un río, sufriente porque los
reflejos de las nubes y los árboles no son nubes ni árboles.


Czeslaw Milosz  1954


 Yo veía a fuera, un  telón de todas  las ramas del verano, las paredes, las olas.
Percibí su mirada amable, insistente, la veía en el vidrio de mi ventana.
Me bajé del tren en la estación de Belém  y lo dejé atrás con la enormidad de las cosas reales.
Al día siguiente, con el olor de su reflejo me encontré esta poesía de Czeslaw Milosz de 1954 y entonces me dije: ¡es ; soy!
Más allá de tiempos y lugares. Griten, toquen las trompetas: ¡somos!

Paula Martins
Agosto de 2011 en Portugal

Foto P.M.

lugar donde encontre la poesía de Milosz

lunes, 9 de enero de 2012

Vientos


Ya por el horizonte
se difunde la noche,agua sombría
que moja lo mojado de las nubes murales.
Yo con pasos ausentes recorro la penumbra,
bajo el ala del Tiempo que sobre mí extendida
ingrávida y pausada se desplaza.
Vientos turbios y equívocos disponen
todo el húmedo clima donde arraiga,
ofrecida a la lluvia su fresca carne pura,
como un fruto partido, el peso del destino.
(Este soplo me llega desde oscuras distancias,
cruzó mares que he visto,
arrastra los perfumes de tierras que he pisado,
llenó claras llanuras o bosques sofocantes
donde yo enmudecía y sangraba de amor.
Y en la mitad de este aterido viento,
donde errabundas gotas viajan ciegamente,
siento soplar de pronto un viento diferente,
abierto y luminoso.)                                                                  
Oh viento tibio y firme, viento bueno
que plasmaba de pronto en aguda presencia
el campo de mi infancia donde una abeja zumba.
Los árboles se instalan noblemente,
los caminos recorren inamovibles huellas,
los sitios tienen nombres persuasivos
que los hacen carnales como el hueso a la fruta.
Y la luz brota desde todas partes,
luz increada y siempre fiel, que inunda
la llanura sin muros donde un niño,
de estatura menor que las yerbas del mundo,
todo él suspendido de dos intensos ojos
que inmóviles lo clavan
a la inasible rotación del día,
se ve sobrepasado por su propio silencio,
que ya secretamente se entiende con la vida.

(Y otra vez desemboco en la áspera tierra
del llovido presente
que palmo a palmo con mis plantas palpo,
andando entre desnudas ondas donde anida
esta memoria que en murmurios muere,
tropezando en la sombra a cada instante
con su imperio cambiante.)

Y este múltiple viento informulable,
como el mudo lenguaje de un destino,
recorre con su soplo las horas de mi vida.
Y dice que su afán secreto fue tan solo
entender aquel puro silencio con que un día
yo descifraba el Tiempo.


Tomás Segovia                                                                             


                                                                                                                    Fotos: Paula Martins

Mi nuevo espacio de ARTE  Y REFLEXIÓN .